Como un apasionado de la ingeniería ferroviaria, Carlos Enrique Gabaldón Vivas, comparte la introducción y evolución de los ferrocarriles en Venezuela, que ha sido una de las obras de ingeniería que mayor desarrollo comercial ha brindado al país, facilitando la movilidad de los ciudadanos dentro del territorio nacional, tanto para impulsar la integración como para potenciar la economía con la inauguración de más vías ferroviarias.
La era del ferrocarril en Venezuela
Esta se inicia a partir de la administración del General Antonio Guzmán Blanco, durante su primer septenio en 1872; la compañía inglesa de las minas de Aroa emprendió nuevamente los trabajos del ferrocarril Aroa y Tucacas, concluyendo la obra en 1877, llevando el producto directamente de las minas hasta el puerto.
Para 1873 se reiniciaron los estudios para la construcción del ferrocarril La Guaira-Caracas, cuyas resultas fueron tan onerosas que se utilizó como pretexto para atacar el gobierno de Guzmán Blanco y, de este modo, se retrasaron todos los proyectos ferroviarios en marcha.
El regreso de Guzmán Blanco al poder en 1879 marcó el año del auge y expansión de la red de ferrocarriles en el país. Se celebraron nuevos contratos, algunos fallidos y otros no, para la construcción del ferrocarril Caracas-La Guaira, conocido también como la «línea inglesa», de acuerdo con las especificaciones técnicas de los estudios realizados, lo que muestra el interés de conectar a la capital de Venezuela con su puerto más importante, tanto para el transporte de pasajeros como de carga.
Fue hasta el centenario del nacimiento de Bolívar en 1883, que Guzmán Blanco inauguró las operaciones del ferrocarril de Caracas a La Guaira, bajo la compañía constituida en Londres el 10 de marzo de 1882, con el nombre de The La Guaira and Caracas Railway Company Limited, bajo la supervisión de Jesús Muñoz Tébar, utilizando un promedio de 1807 peones diarios.

La compañía inglesa recibió la concesión para la operación del ferrocarril de Caracas a La Guaira con unas estipulaciones que fueron posteriormente establecidas como condiciones atractivas para el desarrollo ferroviario en Venezuela, como fueron:
- Concesiones por 99 años.
- Libre importación de la maquinaria y equipos tanto en la construcción como en la operación de las líneas.
- Concesiones de terrenos y derechos mineros en las áreas adyacentes a la ruta.
- Prohibición de construir una línea competidora dentro de un área especificada alrededor de la original.
- El gobierno venezolano garantizaba por medio de decreto ley, el 7% de interés anual sobre todo el capital invertido en ferrocarriles.
La medida emitida mediante decreto-ley del 1 de octubre de 1883, aseguraba a cualquier empresa ferrocarrilera el reembolso de su inversión original en un lapso de 14 años, independientemente que su operación no fuera eficiente y rindiera frutos.
Esta medida, sumada a las dificultades del terreno para realizar las obras ferroviarias, fueron un obstáculo insalvable para el gobierno de materializar la visión de lograr una vía férrea que llegará a todos los rincones del país, conectándolos con sus puertos, para poblar de riquezas a todas las regiones, así como impulsar el comercio y el desarrollo industrial, agrícola y ganadero.
A pesar de este plan de integrar el territorio, solo se alcanzó a cubrir una distancia de 957 km, el trazado de sus líneas férreas y a vincular algunos de los principales centros de producción agrícola y minera al puerto de exportación más cercano.
Carlos Enrique Gabaldón Vivas: El Gran Ferrocarril de Venezuela
El Gran Ferrocarril de Venezuela o Ferrocarril Alemán fue el mayor sistema ferroviario construido en el país hasta la actualidad, cubriendo la ruta Caracas-Valencia, como el ferrocarril inglés, por orden y concesión del presidente Antonio Guzmán Blanco a Friedrich Alfred Krupp en 1887, y al año siguiente a la compañía anónima Grosse Venezuela Eisembahn Gesellschafts, con capital 100% alemán.
Para el 1° de febrero de 1894, durante el segundo mandato presidencial de Joaquín Crespo, fue inaugurada la línea ferroviaria. Al momento de su culminación, la longitud de la línea férrea cubría 179 km, teniendo el ferrocarril con:
- 32 carros para pasajeros.
- 131 para carga.
- 30 para transporte de ganado.
En cuanto a la infraestructura que se tuvo que construir para poner en funcionamiento el tren, a cargo del ingeniero Gustavo Knoop, fueron:
- 86 túneles.
- 182 viaductos.
- 212 puentes para su funcionamiento.
Al ser el único medio de transporte para pasajeros, los precios eran onerosos para la población venezolana, que luego fueron bajando con la aparición de los autobuses y taxis como competencia.

Las primeras estaciones venezolanas
La primera estación de ferrocarril en Venezuela se llamó La Central, ubicada en Caracas cerca de Miraflores, donde llegaba tanto el ferrocarril inglés facilitando el transporte de pasajeros y carga que cubría el tramo Caracas-La Guaira, hacia el interior de Venezuela, cubriendo las estaciones:
- Palo Grande (Caracas).
- Antímano, Las Adjuntas y El Encanto (Los Teques).
- Macarao (Los Teques).
- Las Mostazas (Los Teques).
- La Begoña (Los Teques).
- Las Tejerías, Santo Domingo, El Consejo, La Victoria, San Mateo, entre otras.
Entre Caracas y Valencia corrían dos trenes diarios que se cruzaban en la estación La Victoria. Inicialmente los ferrocarriles funcionaron con carbón, adaptándose a combustibles fósiles como el petróleo posteriormente, logrando cargas con 14 vagones por viaje.
Las locomotoras más populares en su época fueron las conocidas como Cóndor y La Gavilán. Fue un transporte muy popular durante el tiempo que estuvo en operaciones, hasta 1966 que realizó su último viaje el Gran Ferrocarril de Venezuela, entre la estación Palo Grande de Caracas y la estación San Blas de Valencia.